“La sociedad de la información demanda de la institución escolar que prepare a sus alumnos a convivir con ella. En la medida en que la sociedad de la información se desarrolla y multiplica las posibilidades de acceso a los datos y a los hechos, nuestra misión es más difícil, pues la educación debe permitir que todos puedan aprovechar esta información, recabarla, seleccionarla, ordenarla, manejarla y utilizarla”. (Blázquez, 1998:497)
“la integración curricular de los nuevos medios en el sistema educativo y en sus distintos niveles y etapas, representa una tarea de gran envergadura en la que habrían que converger, sin duda, decisiones muy hetereogéneas, de carácter estructural, financiero y tecnológico, así como otras muchas, relacionadas con la política educativa general, con la dotación e infraestructura de los centros y, por supuesto, con la misma formación del profesorado”. (Escudero, 1992)
“revisemos nuestras ideas, redefinamos lo que estamos haciendo, no para efectuar una incorporación de tipo aditivo (como ha sucedido hasta ahora con los medios audiovisuales), sino para, con ellos, inventar, ensayar, construir un nuevo modo de pronunciar la realidad”. (Aguaded y Cabero, 1995:9)
“los medios de enseñanza no son en sí mismos, factores causales del aprendizaje, pero pueden propiciar de hecho la utilización de metodologías innovadoras en el aula”. (Clark y Salomon, 1986)
“los cambios que produciría la incorporación de las nuevas tecnologías no afectarán sólo al profesorado sino que también alcanzarán al alumnado. El profesorado pasará del modelo bancario en el que el profesor es el depositario del saber y el estudiante el receptor del mismo a convertirse en facilitador, diseñador y evaluador de situaciones mediadas de aprendizaje por parte del alumnado, a este alumnado en la búsqueda constructiva y no memorística de contenidos y habilidades”. (Cabero, 1998)
“la integración curricular de los nuevos medios en el sistema educativo y en sus distintos niveles y etapas, representa una tarea de gran envergadura en la que habrían que converger, sin duda, decisiones muy hetereogéneas, de carácter estructural, financiero y tecnológico, así como otras muchas, relacionadas con la política educativa general, con la dotación e infraestructura de los centros y, por supuesto, con la misma formación del profesorado”. (Escudero, 1992)
“revisemos nuestras ideas, redefinamos lo que estamos haciendo, no para efectuar una incorporación de tipo aditivo (como ha sucedido hasta ahora con los medios audiovisuales), sino para, con ellos, inventar, ensayar, construir un nuevo modo de pronunciar la realidad”. (Aguaded y Cabero, 1995:9)
“los medios de enseñanza no son en sí mismos, factores causales del aprendizaje, pero pueden propiciar de hecho la utilización de metodologías innovadoras en el aula”. (Clark y Salomon, 1986)
“los cambios que produciría la incorporación de las nuevas tecnologías no afectarán sólo al profesorado sino que también alcanzarán al alumnado. El profesorado pasará del modelo bancario en el que el profesor es el depositario del saber y el estudiante el receptor del mismo a convertirse en facilitador, diseñador y evaluador de situaciones mediadas de aprendizaje por parte del alumnado, a este alumnado en la búsqueda constructiva y no memorística de contenidos y habilidades”. (Cabero, 1998)
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